El del silbato.

Silbato y cronómetro.

La Liga Mundial de Clubes de Fútbol quizás sea el máximo evento deportivo de nuestro tiempo, este evento planetario llega a su máxima emoción durante estas fechas. Equipos de fútbol de todo el orbe se enfrentan en un liga global que abarca todo el planeta, podemos incluso decir que ha dejado muy atrás a los mundiales de fútbol que tan largamente se han celebrado a lo largo de los decenios. La fase final a la que asistimos está conformada por cuarenta equipos de las distintas ligas que se disputan en los distintos continentes que dan forma a este planeta azul. A este colosal evento llegan los mejores deportistas y lo mejores equipos del mundo en un espectáculo sin parangón.

Actualmente en pleno siglo XXVI, y gracias a los grandes medios de tele transportación, estos equipos conformados por jugadores, staff técnico, directiva y demás pueden moverse de un lado a otro del planeta en unos minutos. Por supuesto que todo esto incluye también a los aficionados de la Tierra que ahora y moviéndose en masa pueden seguir a su equipo allá por donde vaya en esta orgía de encuentros por doquier, este siglo XXVI es sin duda alguna el siglo del fútbol. Todo ésto genera una gran infraestructura en seguridad, alojamiento y transporte ya que la cantidad de personas que se mueven en todos los aspectos es colosal. No solo son los aficionados que siguen con pasión este deporte, también tenemos que añadir periodistas, cantantes, actores, gobernantes, políticos y todo aquel que quiera estar en primera fila del famoseo mundial.

A pesar de los siglos que han trascurrido desde los inicios de este legendario deporte la esencia del fútbol sigue siendo la misma. Veintidós jugadores, un balón reglamentario y dos porterías. La reglamentación no ha sufrido prácticamente ninguna variación desde sus orígenes aunque consideremos los orígenes de este deporte como algo muy lejano y arcaico. Por desgracia apenas nos queda nada de las ligas que se iniciaron en el siglo XIX, y que tuvieron su continuación en el siglo XX y XXI, tan solo nos han quedado unas pocas imágenes y artículos en los diarios de la época. Lo que se puede hallar de los orígenes de este deporte se puede encontrar en los museos destinados a ello, en estos sagrados lugares solo podemos ver un pequeño retazo de lo que fueron las ligas, torneos, jugadores y equipos de fútbol que conformaban el planeta fútbol en aquellas épocas. Las causas de esta perdida fueron múltiples, las guerras que se generaron durante los siglos XXII y XXIII que devastaron Europa y Oriente, catástrofes medioambientales, catástrofes naturales, cambios geopolíticos que hicieron que el dominio fútbol viajase de un continente a otro hasta el día de hoy.

Creo haber comentado que no se han producido cambios significativos en el fútbol, pido perdón a quién esté leyendo estas líneas pero esta afirmación no es del todo correcta, ya tengo ciento cincuenta años y la cabeza se me va un poco. Cada vez que alguien viene a visitarme a la residencia de ancianos me emociono contando estas historias, je, je, je … Como os seguía contando, el mayor cambio que se produjo fue la sustitución de un juez de campo por la Inteligencia Artificial, I.A. Esta evolución producida hace ya algún tiempo produjo no un cambio en el juego sino en el comportamiento de las personas con respecto al juego, sobre todo de los espectadores. Antiguamente los jueces de campo eran seres humanos, inicialmente hombres a los que en los decenios posteriores se sumaron mujeres, no sin grandes polémicas, que con un silbato, cartulinas de colores y un reloj cronómetro dirigían el encuentro. Ya conocéis esa máxima latina Errar humanum est, pues todo ésto tenia como consecuencias las continuas protestas, polémicas y enfados por parte de aficionados, y las continuas excusas de jugadores y técnicos echando la culpa de sus errores a estos jueces, una auténtica vergüenza. Sí, ésto era así, no me miréis con esa cara tan extraña, esta situación perduró durante muchos decenios hasta que la I.A. pudo sustituir este trabajo realizado por esas personas. Desde ese momento la protesta dejó de existir ya que el funcionamiento era perfecto, la I.A. decidía y todo el mundo acataba. Las polémicas y excusas pasaron a mejor vida o eso creímos durante mucho tiempo.

Yo conocí aquella época, la I.A. dirigía los encuentros a la perfección, no se le escapaba nada, no dejaba ni el más mínimo atisbo de duda. Todo esto duró unos sesenta años, hasta que durante unos partidos la I.A. empezó a fallar. Los fallos empezaron con la señalización de los fueras de banda y saques de esquina. Se pidió tranquilidad ya que eran fallos banales que con la buena actitud de los jugadores se arreglaba, se comentó que se conocía el fallo y que se solucionaría rápidamente. Pero todo ésto en vez de mejorar siguió a peor, lo siguiente fueron los fueras de juego y a partir de ahí surgieron las viejas polémicas y excusas. Las acusaciones de tongo y favoritismo empezaron a emerger, los programas de noticias de todo el planeta abrían sus portadas con esta noticia. La controversia surgió por doquier y todo empeoró hasta que la I.A. dejó de funcionar definitivamente. El colapso deportivo y organizativo estaba servido, se propuso la suspensión de la Liga sine die hasta poder lograr reparar la I.A. Durante mucho tiempo el desconcierto reinó entre los dueños hasta que finalmente el Gobierno Planetario con la Liga Mundial a la cabeza pidieron calma a todo el Mundo. Se produjeron muchas reuniones entre todos lo estamentos posibles para poder llegar a encontrar una solución a este desaguisado, finalmente concedieron una rueda de prensa para todo el planeta cubierta por absolutamente todos los medios periodísticos de le época en la que aportaron la solución.

-La competición continuaría a pesar de que la I.A. no funcione –empezó hablando el presidente de la Liga-. Seres humanos, hombres y mujeres, sustituirán a la I.A mientras encontramos el modo de reparar la avería. Estas personas las nombraremos como Jueces de Cancha.

Por supuesto que no teníamos ni la más remota idea de como prepararnos, así que con mucha paciencia empezamos a acumular información. Lo primero, y creo que lo único que se podía hacer, fue dirigimos a los museos del fútbol para saber como se dirigía un partido mediante mano humana ya que hace mucho tiempo que ésto no se producía, para nuestra desgracia era lo único que había. Estuvimos estudiando los pocos vídeos e imágenes que encontramos por todo el planeta, cualquier cosa nos servía hasta los artículos de la época. Finalmente y casi por casualidad un aficionado nos entregó un tesoro que tenía guardado, todo el equipamiento de un juez de cancha; indumentaria; silbato; reloj cronómetro y cartulinas. Gracias a todo ésto supimos como equiparnos y como empezar con nuestro trabajo. Lo hicimos todo deprisa y corriendo, la competición nos apremiaba, y sin tener la más mínima idea de lo que nos esperaba, hombres y mujeres, yo fui uno de ellos, nos dedicamos a impartir justicia en los terrenos de juego.

Lo que ocurrió después fue absolutamente bochornoso, protestas en todos los partidos, acusaciones de sobornos, de favoritismos a ciertos equipos, amenazas personales, tal y como ocurría en el pasado. Nos tuvimos que agrupar en una asociación para defendernos de todos estos ataques, y así poco a poco mientras transcurría la competición la situación se fue calmando. Evidentemente a medida que dirigíamos más encuentros cogíamos más experiencia, pero las protestas y acusaciones de todo tipo no cesaban, ¡utilizaban cualquier lance del juego para excusar su propio fracaso!

Aprendí mucho de esta experiencia sobre todo de la tremenda soledad del juez de cancha, la verdad pocos amigos tuve durante esa época, y otros me retiraron el saludo para siempre. Aún así yo tuve bastante suerte, a otros les fue bastante peor. Tuvieron problemas familiares y matrimoniales, y en un caso muy particular un hombre llegó al suicidio. Las que acabaron peor paradas fueron las mujeres ya que los comentarios eran totalmente humillantes y vejatorios sobre todo los que se realizaban en lo referente a su feminidad y vida sexual.

De todo se aprende, conseguimos salir de aquella crisis muy reforzados aunque durase varios años. El problema con la I.A. se solucionó y todo regresó a la normalidad. Ahora aunque es la I.A. la que dirige los encuentros tenemos una Asociación de Jueces de Cancha que supervisa todo lo relacionado con el reglamento y su aplicación. Vigilamos a la I.A. y damos cursillos de comportamiento a profesionales del deporte. Han pasado muchos años desde aquello y todavía hoy en día los aficionados se acuerdan de mi principalmente para lo malo. Parece increíble pero a pesar de recibir el Silbato de Oro varios años y permanecer en la presidencia de la AJC casi toda mi vida profesional todavía el aficionado se acuerda de mi con el mote que me pusieron: El del Silbato.

Publicado en Bilbao el 20 de febrero del 2019.

Revisado en Bilbao el 2 de febrero del 2019.

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