Todo se acaba

Todo se acaba, así es, y ni siquiera somos totalmente conscientes de ello. Pensamos que todos tenemos que morir, ¿quién no ha pensado en la muerte alguna vez en la vida?, pero no nos paramos a pensar que hay otras cosas que también mueren. En este universo nada dura para siempre, ni siquiera los agujeros negros. Ahora sabemos que con el paso de los eones estos agujeros negros se van “disolviendo” como azucarillos en el agua hasta desaparecer. Incluso especulamos que dentro de millones de eones la propia materia desaparecerá dejando un universo vacío y frio. Lo que ocurrirá con el universo en sí lo desconocemos. Siento traer malas noticias, pero es lo que hay.

Hasta esta flor desaparecerá

Ahora bien, por qué digo que todo muere o todo se acaba para no ser tan dramático. Porque también acaban nuestros trabajos; también acaban nuestras relaciones; también acaban nuestros amigos o familiares, también desaparecen aunque no necesariamente mueren, simplemente puede que no les veamos más o que perdamos el contacto;  también desaparecen los lugares, edificios, incluso ciudades que quedan olvidadas; nada perdura en este mundo que nos hemos montado y que parece ser que de todo esto último no acabamos de enterarnos o no nos queremos enterar. Yo hasta hace pocas semanas no me había percatado de ello, no penséis que esto lo tengo procesado desde hace años, no no es así. Uno se va dando cuenta de ciertos asuntos cuando contactas con las personas adecuadas. Para eso están las redes sociales no solo para colgar imágenes absurdas sino para plantear otra clase de ideas.

Luego lo que deberíamos de hacer es prepararnos para cuando iniciemos una relación del tipo que sea con alguien, comprender que habrá un final, más o menos abrupto, más o menos esperado, pero que al final acabará como tenga que acabar, y no hagáis mucho caso de películas o series de cómo acaban las cosas. No hay música, no. Por poner otro ejemplo también las relaciones laborales tienen un final que como las relaciones personales puede llegar de una forma abrupta, despidos por sorpresa o por burofax. Yo sufrí todo esto y la verdad que no lo gestioné nada bien en su día, ahora lo haría de manera diferente pero claro todos con los años somos más sabios, o deberíamos de serlo.

Siendo conscientes de que todo se acaba en esta vida la propia vida se enfoca de otra manera. El final no resulta tan traumático como nos enseñan en esta civilización en la que vivimos. Nos lo tomamos con más calma y parsimonia sabiendo que por delante todavía nos queda un largo trecho que recorrer en el que encontraremos personas y experiencias que nos llenen de satisfacción y buena onda, como se dice hoy en día. Todo es cuestión de planteárselo.

Nada más por hoy. Espero que halláis disfrutado de la entrada, gracias por estar ahí.

Bilbao, 6 de mayo del 2024.

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