El valor de un premio.

Premio a las 50.000 visitas de mi blog de astronomía.


Estaba viendo la tele, zapeando como de costumbre ya que encontrar un programa que me guste me cuesta bastante, cuando en una cadena y no recuerdo cuál daban un programa que repasaba los premios que han recibido ciertos personajes del celuloide y de la interpretación tanto en España como a nivel internacional, americano más bien, y los que nunca recibieron premio alguno también. Seguidamente comentaban lo que ocurrió con la carrera profesional de dicho personaje desde que recibió los premios, generalmente grandes premios tanto a nivel nacional como internacional. La verdad es que el programa estaba muy bien hecho y me quedé enganchado hasta el final y ya sabéis este asunto me llevo a ciertas reflexiones.

Resulta que ciertos personajes que en su momento recibieron ciertos premios y que se les auguraba una carrera profesional impresionante se quedaron por el camino como se suele decir, se dedicaron a otra cosa e incluso se olvidaron de ellos. Las causas pueden ser variadas y muy variopintas ya que sin entrar a discutir la valía y la validez del premio, no soy quien para hacerlo, cada uno hace lo que cree conveniente con su vida personal y profesional, todos tenemos nuestro camino en la vida y no somos quienes para hacer cábalas sobre el futuro de las demás personas, venimos a vivir nuestra vida no a vivir la vida de los demás. Otras causas pueden ser que no se rodearon de las personas adecuadas, el entorno personal más cercano es muy importante, tomaron decisiones laborales equivocadas o arriesgadas y que incluso a pesar de tener un grandísimo talento les faltaba como saber soportar la presión de los grandes medios cayendo en la drogadicción, alcoholismo, suicidios, asesinatos, lo que en España denominamos "juguetes rotos", en fin, la lista de situaciones lúgubres es bastante larga. Recuerdo que también los hay a los que se les reconoce su talento tiempo después de muerto, a todos éstos los llaman "los adelantados a su tiempo" o "los incomprendidos", por cierto, no se dan cuenta que los aludidos ya no se enteran de la fiesta así que para qué tanto homenaje.

Modesto reconocimiento a mi trabajo.


Por otro lado también están los que son grandes profesionales del gremio pero a los que por unas circunstancias o por otras se les niega el pan y la sal. La lista en este caso creo que es bastante más larga que la anterior ya que son numerosos los casos de grandes profesionales del mundo de la farándula que acaban sus días sin una miserable mención por parte de las grandes academias de lo que sean, aunque pongo el ejemplo del arte o del cine todo ésto creo que puede valer para cualquier otra profesión que se precie de ser mentada, música, ciencia, pintura, deporte ... Dejando a los grandes olvidados, que grandes son y olvidados no están, otra cuestión son las polémicas que surgen cuando se da un premio a alguien que se piensa que no se lo merece lo que me lleva a pensar sobre lo subjetivo que puede ser dar un premio.

Cuestión a parte es si de verdad valen para algo los premios y nombramientos, la alfombra roja y el paseillo fotográfico es algo que parece ser que todo el mundo busca, la exposición pública de los logros de cada uno creo que pertenece a una época donde los egos están más que subidos de tono. Me viene a la memoria las catedrales góticas o románicas que tenemos por toda Europa de las que no sabemos ni el nombre de los arquitectos que las diseñaron, por no hablar que muchas de las pinturas y/o cristaleras en esas catedrales no se conoce ni al que realizó los dibujos, por aquel entonces se hacían las cosas con humildad, anonimato y devoción, todo lo realizado era por y para Dios, la gente sabía permanecer en el anonimato sin que se les quitase un solo ápice del merito realizado, eran otras épocas.

Personalmente pienso que los premios son algo gratificante ya que es una manera de reconocer el trabajo realizado en un momento determinado o durante toda una vida, de hecho en esta entrada podéis ver algunos carteles de personas que me han premiado el trabajo realizado con alguna que otra fiesta, pero tengo muy claro que no son un fin en si mismo ya que después de ese premio se tiene que seguir demostrando la valía de uno mismo y no ser flor de un día, hay que seguir currando. 

Mi primera mención.
Por otro lado para lo único que valen los premios es para que cojan polvo en una vitrina o guardarlos en una carpeta del computador y olvidarte de ellos con el paso del tiempo. No me gusta la gente que va por ahí vendiendo sus logros como si fuesen un ariete con el que te atacan, demasiada soberbia tienen ciertas personas, te miran por encima del hombro como si fueras un Don Nadie, lo que cuenta es tu valía profesional y personal, los premios no son más que un aderezo que ponen a tu profesión y la vida es mucho más amplia que esos logros.

Yo lo tengo muy claro, el mayor premio que existe es no ser olvidado por los tuyos y que mientras vivas tengas el reconocimiento de los que te rodean tanto en tu vida profesional como en tu vida personal, mi mayor premio en estos momentos es que sigáis ahí visitando, leyendo y comentando este modesto blog y como siempre gracias por estar ahí. Así que ya sabéis a seguir visitándome, leyéndome y comentándome, ¡ah! y si algún día me dan un premio de los grande iré a recogerlo, a nadie le amarga un dulce.

¡Un saludo a todos!

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