El hidalgo Alonso Quijano.
El
hidalgo Alonso Quijano.
(1)
Don
Alonso Quijano pobre noble
de
un lugar de la Mancha irrecordable
extravía
su juicio por la innoble
obsesión
de lectura imperdonable.
Proclama
Don Quijote su nobleza,
Rocinante
renombra a su montura,
su
dama Dulcinea es gran belleza
su
blinda de su ancestro, su armadura.
Escapa
a la aventura tal pardillo
una
posada cree que es castillo.
Allí
mismo le nombran caballero
siendo
mofa de extraños y ventero.
Por
caminos batalla muy altanero
y
vencido regresa en cabestrillo.
(2)
Como
escudero a Sancho Panza nombras
hombre
labrador, práctico e ignorante,
tus
sueños le contagias al instante
lanzándote
al camino tras las sombras.
Tu
perturbada mente te confunde,
te
enfrentas a molinos tal gigantes,
hatos
como soldados militantes,
brujería
la palangana infunde.
Vences
a un Vizcaíno en altercado,
vas
a la montaña con gran fervor
a
obtener de tu Dulcinea amor.
Tus
amigos te engañan con ardor
para
retroceder a tu poblado
metido
en una jaula, encadenado.
(3)
Cogiendo
fuerza vuelves a marchar
ahora
más versado y reflexivo
aunque
Sancho camina algo más vivo.
Unos
Duques te llegan a alojar
inventando
que existes embrujado
y
que Merlín el mago es el causante.
Tu
escudero es nombrado gobernante,
pero
es gobernador capacitado.
El
Caballero de la Blanca Luna
te
finiquita en la barceloneta
volviendo
con derrota inoportuna.
La
enfermedad y el desengaño aprieta,
la
razón la recobras muy oportuna
muriendo
Alonso de manera quieta.