Imponderables.

A la espera.

Suele pasar que uno tiene bien planificado lo qué va ha hacer los siguientes días, cuando por sorpresa ocurren circunstancias que nos hacen cambiar de planes o simplemente esos planes quedan rotos. Esto último es lo que me ha pasado a mi esta semana que acaba. Estaba totalmente lanzado, escribiendo y realizando mis labores personales a la velocidad de crucero, me las prometía muy felices ya que todo iba bien y sin problemas. Pero … … llegó casi sin avisar, solo unos sofocos, tos seca, mal estar general, dolor articular y muscular … ¡LA GRIPE! No, no os asustéis, no corráis, no os alarméis … ¡dejad de gritar! Ya lo tengo bajo control. Cuatro días tirado en cama, fiebre, sudores, malos sueños, total que todo el ritmo de trabajo quedó roto y aparcado durante ¿10 días? El lunes que viene si todo va bien, y aparece que sí, volveré a engancharme al trabajo.

Porque claro, aquí los profesionales de la estilográfica cuándo hablan de su trabajo son como relojes. <<Me levanto a las ocho, y hasta las cuatro no acabo … sí, sí, de lunes a sábado … unas diez páginas diarias … y bla, bla, bla, bla>>. ¿Sabéis que os digo? Que todos tienen más cuento que Pinocho, él que le crecía la nariz cuando mentía, sí ese. ¿Por qué lo digo? Porque creo que todos sufrimos de esos imponderables que nos da la vida, situaciones inesperadas que te hacen romper los planes de trabajo cuando menos te lo esperas, enfermedad, familia y cualquier otra labor o responsabilidad que tengamos. No entiendo por qué no hablan de esos asuntos que a todos nos afectan, eso también es parte de nuestro trabajo y es planificar lo ya preplanificado.

Una de las características de este trabajo es que tal cuál lo dejas en la última línea, tal cuál te lo encuentras cuándo regresas. Nadie te añade una sola palabra al texto que estabas realizando, el trabajo que dejas de realizar lo tienes que seguir haciendo tú. Aquí no existe ningún negro, otro escritor que realiza el trabajo por ti, que en un momento determinado sigue adelante con lo que estés haciendo para luego continuar tú. Así que cuando el lunes recoja de nuevo el testigo lo encontraré todo dónde lo había dejado para continuar con todo.

Cuando se habla del trabajo de un escritor nunca se habla de los problemas que tiene a la hora de escribir. De entre todos esos problemas la falta de inspiración suele ser la más habitual, a eso sumemos el estado de salud, la familia, el entorno social en el que vive y la vida particular de cada cuál. Todo suma o resta depende para qué. En fin, no sé me ocurre nada más.

Sigo con mi leve dolor de cabeza aunque esta gripe ya se va lo que me ha ocurrido es un ejemplo para darme cuenta que no siempre voy a poder estar a tope.

Así que aprovecho y buena salud a todos.

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