Mundo virtual

Cada día es más notorio, todo el trabajo de gestión de cualquier asunto se está volcando en Internet. Desde dónde os escribo todas las solicitudes y papeleos que se refieren a tú actividad pública; declaración de la renta, papeles oficiales, certificados y demás; se deben solicitar vía on-line. Entras en la página web de la institución pública pertinente y sigues los enlaces. Cada día el tema presencial se está diluyendo, ya casi nadie va a pedir certificados a las instituciones públicas, te delegan hacía los enlaces pertinentes y búscate la vida. A veces es farragoso solicitar todo esto, no está muy claro el formulario y hasta que no lo intentas varias veces no lo logras.

Pantalla de móvil

Otro asunto que cada vez se vuelca más hacía el mundo virtual son los pagos con tarjeta o móvil. Cada día son más solicitados en todas partes, el dinero en metálico está desapareciendo, o por lo menos eso parece. Desde que comenzó la pandemia y supongo que por miedo a contagios ha aumentado el número de movimientos dinerarios con estas aplicaciones, supongo que esta tendencia se mantendrá en el futuro. Casi todo el mundo realiza sus pagos con una  nueva aplicación llamada Bizum o directamente con la aplicación de su banco en el móvil, las tarjetas de crédito son más para personas como yo. El tema de pagar con móvil lo tendré que estudiar a largo plazo, uno ya tiene unos años y el metálico es el metálico, cash en inglés.

Conozco mucha gente que compra en distintas empresas de reparto on line. Es algo a lo que yo no consigo acostumbrarme, soy de la vieja escuela. Necesito ir a ver el producto y luego decidir si me interesa o no, eso de ver ropa o complementos en pantalla es algo con lo que yo no me hallo. Todo esto repercute en el pequeño comercio que tiene que adaptarse a los cambios o desaparecer, ocurre más lo segundo que lo primero. Cada vez hay menos tiendas de lo qué sea y más empresas de reparto vía on-line.

Todo esto puede que a algunos les lleve a una especie de desconexión digital o virtual, e incluso una desconexión del mundo, ya que no todo el mundo maneja ordenadores o móviles. Hay personas que simplemente no les va el asunto y lo mantienen aparcado, aguantan lo que tengan que aguantar y hasta donde lleguen. Todas estas personas pueden llegar a ser los nuevos parías del mundo o una especie de nuevos amish, serian un nuevo grupo humano que rechaza todos estos tejemanejes electrónicos viviendo como se vivía antes de la llegada de todo este rompecabezas virtual.

No penséis que estoy aprobando todo esto, de eso nada. Tan solo cuento lo que veo, porque la otra cara de la moneda creo que está clara. Criticando todo esto no entiendo porque las personas debemos de tener un ordenador en casa y volvernos una especie de gestores de todo lo nuestro. Hay personas que por edad y condición no sabrán nunca de qué va todo este engranaje, ¿y qué hacemos con ellos? ¿Dejan de existir para el gobierno de turno? Los que solo pueden o saben manejar dinero en metálico a dónde pueden llegar a acabar, ¿serán los nuevos pobres? ¿Una nueva marca de miseria? No puedes o no quieres tener conexión a todo esto y qué es lo que te pasa, ¿desapareces? Te conviertes en una especie de rebelde sin causa aunque la causa sea ser quién eres y continuar siéndolo.

Son nuevos tiempos, tiempos virtuales y de cambio, de cambio muy acelerado, tan acelerado que no te das cuenta, cuenta de que todo se va desaparece, desaparece ese viejo mundo surgiendo otro nuevo mundo distinto y extraño, extraño todo lo viejo, lo viejo es mi mundo, mi mundo es todo, todo es … 

Vaya, me he puesto poético al final. Típica entrada dónde te inicias en algo y no sabes como acaba, hay veces que el desarrollo es el qué es.

Esto es todo, empiezo mis vacaciones de verano, así que hasta la vuelta. Cuidaros todos y un abrazo … virtual.

Bilbao, 22 de julio del 2021.

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