Limpieza.

 Y empezó de la manera más tonta. Comencé a sacar carpetas, librillos y demás para empezar a tirar lo que había quedado obsoleto. Papeles de banco, contratos, recibos … Hay que ver la cantidad de papeles inservibles que uno puede acumular con el paso de los años, y para nada. Guardaba sin darme cuenta papeles del año dos mil, ya ha llovido, facturas, recibos con fechas de hace diez años. Así que comencé a romperlos en varios pedazos y apartarlos a una bolsa de basura que acabé llenando. Ahora las carpetas están más livianas y con todo aquello que de verdad necesito. Algunos papeles y libretas los he llevado al banco para que ellos se encarguen de su eliminación. Hay ciertos documentos delicados que no me atrevo a tirarlos al contenedor de papel no sea que alguien urge y se los lleve. El resto directo al contenedor.

Contenedores de basura. Marrón para restos orgánicos; verde para basura ordinaria; amarillo para plásticos; azul para papel y verde con agujeros para vidrio.

Una vez realizado esto cogí carrerilla y me metí en el armario retirando todo aquello que me quedase pequeño o viejo. Camisas y pantalones principalmente. Las camisas ya me quedaban pequeñas de tantos lavados y los pantalones tenían tantos remiendos, principalmente entre las piernas, que me daban un aspecto de pordiosero poco favorecedor. Naturalmente que tuve que comprar ropa para reemplazar lo tirado, no solo hay que limpiar si no también reemplazar. Las camisetas de manga corta las dejaré para el verano que viene, entonces decidiré que hacer con ellos.

Ya puestos seguí por la casa abriendo cajones y cómodas para seguir con la auditoria personal hogareña. La de cacharros que encontré que no sé que es lo que pintan ahí. Colecciones obsoletas de moda, gastronomía, fútbol entre otras hechas por mis padres que de momento no me atreví ni a tocar. Transistores; cintas de VHS, un sistema de reproducción de vídeo y audio que solo los más mayores conocemos; musicasettes, sistema de audio, que no sé qué es lo que hace todo esto acumulando polvo en casa porque ya no tenemos ningún sistema de reproducción de dichos sistemas, ni vídeo VHS ni consola para cintas, como decíamos en aquellas épocas; libros y demás. Todo esto lo he dejado pendiente porque no es del todo mio, parte es de mi madre, y no quiero que puede pasar si me ve tirando algo de todo esto. Lo dejaré para un futuro cercano o lejano, no lo sé.

Ahora queda la limpieza más dura que es la limpieza mental, totalmente personal y que solo uno mismo lo puede hacer. Retirar de mi mente ciertas torturas, pensamientos negativos, se me está haciendo ya demasiado largo y la verdad no sé por dónde cogerlo. ¿Yoga? ¿Meditación? ¿Rezar? No lo sé y ya veré cuándo se soluciona este última limpieza. Quizás sea cuestión de más tiempo o de otras circunstancias.

La limpieza corporal va muy bien, o ¿qué os creíais? Un saludo y hasta la siguiente.

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