Torres que caen.

 La frase hecha “Torres más altas han caído” es un dicho español comentándole a alguien lo débil y efímera de la condición humana. No nos creamos que porque volemos muy alto no podemos estrellarnos, seguro que podemos y con una estrepitosidad enorme. Todo esto viene a colación por lo que estoy observando desde el año dos mil ocho, el inicio de la crisis. Torres enormes que pensaba que son sólidas caen como auténticos castillos de naipes sin que nadie pueda hacer nada por evitarlo. Familias y personas que siempre me han mirado por encima del hombro se encuentran en una situación dramática por culpa de la crisis inicial y de la pandemia de hoy en día. Muchos se ven forzados a cerrar sus negocios y vender sus viviendas incluso hay alguno que deben de ir a comedores sociales para poder comer. Naturalmente nadie dice nada y todo el mundo calla, pero sabemos lo que hay. Mi caso particular siempre ha sido la vida de una persona humilde que aunque pretensiones tengo no las consigo.

La Torre Iberdrola de Bilbao.

El goteo de empresas que cierran en mi tierra es incesante, yo mismo sufrí un despido de este tipo en el dos mil ocho, y nadie hace nada por evitar este incesante escape de industria vital para cualquier economía. La quiebra de ciertas empresas de renombre mundial nos tiene que llevar a pensar si este modelo socio-económico neoliberalista es verdaderamente sostenible en el tiempo. Lo que ocurre en la bolsa, economía virtual, lleva a grandes quebraderos de cabeza a la economía real. ¿Por qué ciudadanos de a pie que no tenemos nada que ver en estos tejemanejes económicos debemos de pagar las consecuencias de sus disparates? El que quiera jugar al monopoly que lo haga, pero que lo pague de su bolsillo. Muchas más torres han caído en bolsa arrastrando lo que han arrastrado, hoy en día vivimos con un ojo mirando a la bolsa cuando no debería de ser así.

Todo lo que nos está ocurriendo está modificando nuestro modo de vida y cambiando los derroteros por los que iba a ir el mundo en las siguientes décadas. Las sucesivas crisis y el COVID está socavando los cimientos de nuestra economía, y por contagio, los de nuestra sociedad que se encuentra en una clara encrucijada para la que no nos han preparado en el mundo occidental. Cuándo esto acabe, que acabará, tenemos un enorme trabajo por delante, rehacer todo el entramado social e industrial. Hemos sufrido una guerra contra nosotros mismos y nos estamos auto derrotando. No caen bombas, pero el efecto devastador de una guerra va a ser el mismo, y que nadie piense que esto para el año que viene estará solucionado. De eso nada, tía pasa. Un lustro de COVID con distinta intensidad no nos quita nadie que luego vendrá la recuperación. Todo esto va para muy largo, y ya veremos cuándo y cómo acaba.

Uno ya está cansado de falsas esperanzas y de tonterías en distintos medios de comunicación. Que dejen de marear y que nos traten como seres adultos para enfocar los problemas con entereza. Aburren.

Es todo, hasta la siguiente.

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