Amistades obsoletas

Uno ya va teniendo años y ha visto pasar a muchas persona, van y vienen como el fluir de un rio que cambia con el tiempo. A veces el caudal es muy fuerte; otras veces son ríos mansos y tranquilos; las menos el rio cambia mucho de lugar y caudal; los hay que solos los cruzas de pasada y no los vuelves a ver; y los hay como me los voy encontrando ahora, los que con el paso del tiempo acaban secos.

Imagen muy otoñal

Hace algunos años, ya más de un lustro, una buena amistad que tuve durante muchos años decidió emigrar a otro lugar a vivir, se fue con gran pena por mi parte. Lo acepté y punto, siempre deseo lo mejor a todo el mundo y si eso significa alejarse de la persona qué así sea. Desde entonces apenas hemos tenido contacto, pocas llamadas, pocos mensajes. Sorprendentemente me mandó un mensaje diciendo que venia a Bilbao y que quería verme tomando un café. Quedamos el día anterior al día de su regreso a su casa, permaneció en Bilbao por espacio de dos semanas, que cada cuál saque sus conclusiones. Apenas estuvimos hablando media hora, de la conversación no sé preocupó por mi o por lo que hacía, qué proyectos tenía o que era lo qué me traía de vuelta. Hablamos vaguedades y asuntos que no tenían la más mínima importancia. Cuando nos despedimos la di dos besos y nos deseamos lo mejor. Sé marchó hasta mejor ver.

La verdad es que me quedó una sensación muy amarga y triste, tuve la percepción de que quedó conmigo por puro compromiso y por tantos años de contacto. Es una amistad que dura por simple inercia, no por otras cosas. La distancia y la falta de roce hace que pierdas ese roce que tenias por ese ser, el rio se seca, y que acabes desconectando aunque todavía la respetes profundamente. No sabe nada de lo qué estoy haciendo y ni se interesa. Tampoco está por redes sociales, durante muchos años nos ayudamos mutuamente y algunas veces nos sacamos mutuamente las castañas del fuego, pero eso ya es agua pasada y lo que hago ahora no tiene absolutamente nada que ver con lo qué hacía hace ahora más de una década.

Esto también me pasa con otras personas que conocí en su día, se han quedado muy atrás en el tiempo y todo cambia y evoluciona, y yo no soy una excepción. Muchos deberían de ponerse al día con lo que hago y trabajo, esta persona que escribe estas líneas no tiene nada que ver con la persona que era en el año 2008. La crisis económica, la falta de empleo, las relaciones personales, la pandemia, mi nuevo desarrollo profesional, han producido una serie de cambios muy profundos en mi persona que aunque sigo siendo el de siempre han modificado totalmente mi ser. Son amistades que se han quedado obsoletas, se tendrían que poner al día con el nuevo Manu que hay ahora en el momento que escribo estas líneas y parece ser que no están demasiado interesadas en ello. No me considero ni mejor ni peor que antes, simplemente diferente. Prefieren marcharse y llamar otro día. Puede que sea la nueva marcha de los nuevos tiempos, relaciones superficiales y sin el menor compromiso. No lo sé.

La obsolescencia no solo queda a los electrodomésticos, también afecta a las relaciones humanas. Está claro que no es lo mismo tener treinta años que tener cincuenta sobre todo cuando cambias la profesión. Por otro lado debe de ser así, no solo cambio yo también cambian los demás y aunque parezca increíble el mundo no es el mismo que hace diez años por muy increíble que parezca.

Sin más que contar hasta la siguiente entrada, gracias a todos por estar ahí. Un saludo.

En Bilbao a 15 de octubre del 2021.

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