Encontrando a un viejo amigo.

Imagen de autor de la sonda Voyager. Crédito: NASA/JPL_Caltech.

A pesar de los años transcurridos la tripulación formada por doscientos cincuenta hombres y mujeres no cejaba en su empeño, la búsqueda continuaba. Ciertas informaciones conseguidas en su último destino habían hecho que el comandante dudase sobre el nuevo rumbo a seguir, pensativo observaba el mapa de la ruta señalando con el dedo los lugares a dónde deberían ir a buscar.

-¡Comandante Martín! Aquí el piloto Bermúdez, señor -sonó por un altavoz en la cabina del comandante.
-Adelante piloto, aquí el comandante -respondió con cierta flema.
-¿Qué nuevo rumbo ordena, señor? -preguntó el piloto.

El capitán se mordió levemente el labio mientras miraba el mapa.

-De momento alejémosnos de Karlae 22389c manteniendo la vertical –ordenó-, máxima velocidad hasta salir del sistema. Una vez que salgamos del sistema vuelva a contactar conmigo.
-A la orden señor -respondió el piloto, cortando la comunicación.

El capitán se recostó sobre el asiento empezando a notar como se hundía levemente dentro de él mientras la nave aceleraba. Por el momento todo iba de primera como era de esperar, por suerte habían arribado a un lugar donde pudieron repostar agua y alimentos, la energía no era un problema. Aún así no habían encontrado el tan ansiado premio.

-Comandante, aquí sala de máquinas, señor -volvió a sonar por el altavoz de la mesa en la cabina del Comandante, era la Capitana Antúnez.

Ana Antúnez era la máxima responsable en la sala de maquinas y la segunda de a bordo después del Comandante.

-Aquí comandante Martín, adelante Capitana, ¿novedades?
-Tenemos algunas fluctuaciones en las lecturas del motor cuántico principal –respondió la Capitana con voz preocupada-. Recomiendo solo ir a la máxima velocidad mientras solventamos el problema. El salto deberá esperar durante unos días hasta que consigamos saber de dónde salen esas lecturas.

El comandante resopló sobre la mesa mientras observaba los mapas, tamborileó los dedos encima de la mesa pensando lo que debía de hacer.

-¿Comandante, señor? -volvió a sonar por el altavoz.
-De acuerdo Capitana, recomendación aceptada. Alcanzaremos y mantendremos la velocidad máxima, ¿alguna cosa más?
-¿Ha decidido ya el rumbo, señor? -preguntó la Capitana Antúnez.
-Todavía no Capitana, pero seguiremos buscando en este sistema –respondió alzando la voz molesto por la noticia-. No me moleste a menos que sea necesario.
-Como ordene, señor -respondió la capitana dando por concluida la conversación.  -
-¡Maldita sea! -gritó el comandante dando un puñetazo encima de la mesa.

El Comandante Martín se quedó pensativo durante unos breves minutos, respiró profundamente y volvió a marcar esta vez en otro sitio.
-Departamento de Ciencias -llamó por el micrófono.

No recibió respuesta ninguna de inmediato teniendo que esperar unos cuantos segundos.

-Departamento de Ciencias -volvió a llamar, mismo resultado.
-Departamento de Ciencias.
-¡Aquí Ciencias! Señor -respondió una mujer con la voz ajetreada.
-¿Dónde demonios estaban? ¿Por qué tanta tardanza? Les he llamado tres veces -exclamó el comandante.
-Aquí Butrón, señor. Estábamos colocando los rovers y optimizando todos los sensores para cuándo se necesiten, trabajo delicado señor -respondió más tranquila.
-Hay cambio de planes –habló el Comandante-. Se podrán en sus puestos lo más pronto posible siguiendo con la búsqueda del supuesto objetivo hasta que salgamos de este maldito agujero. Los motores principales tienen problemas y no podemos realizar el salto. Mientras se solucionan los problemas quiero que sigan buscando.
-Cómo ordene señor pero tardaremos unas horas, no estábamos preparados para este cambio tan brusco, señor. -respondió Butrón.
-¡Quiero que empiecen en treinta minutos! -exclamó el comandante-. Puede que estamos pasando al lado del objetivo y ni nos enteremos simplemente porque ustedes no están preparados. ¡Así que ya saben! Empiecen ya y en treinta minutos quiero que me llamen para decirme cómo ha empezado la búsqueda, ¿queda claro? -lo dijo todo inclinándose hacia la mesa como si su interlocutor lo tendría en frente.
-Sí, sí, señor. Como ordene, señor -respondió Butrón con voz apagada.

La comunicación se cortó, el comandante se reclinó sobre su asiento y haciéndolo girar lentamente observó una imagen colocada en la pared de su cabina.

-No te escaparás de mi, no -hablaba a la imagen de la pared señalándola con el dedo-. Sí te crees que puedes esconderte eternamente estás muy equivocada -tenía los ojos abiertos como platos mientras hablaba-. Pronto te encontraré y cuando te encuentre …-cerró la mano con la que señalaba la imagen poniéndose muy tenso.

Mientras tanto en la cabina de pilotaje los dos pilotos que ocupaban en ese momento el relevo hacían los ajustes pertinentes comprobando que la nave fuese a la velocidad adecuada manteniendo el rumbo.

-¿Quieres tomarte una taza de café, Juan? -pregunto el auxiliar del piloto.
-Gracias Jaime, pero prefiero agua. Tanto café me pone demasiado nervioso.

El segundo con una sonrisa en la boca, hay que llevarse bien con el primer piloto, se levantó suavemente del asiento dirigiéndose con paso lento hacía el suministrador de bebidas situado en la propia cabina. La gravedad no era la misma que la de la Tierra así que avanzaba con parsimonia, cuándo llegó a la máquina pulsó los botones solicitando las bebidas. Poco después el dispensador se abrió ofreciendo las dos bebidas herméticamente cerradas con un orificio en la tapa del vaso del que salia  unos succionadores o pajitas por los cuales se podía absorber la bebida. Cogió los vasos y dándose media vuelta se dirigió hacía su asiento, llevaba un vaso en cada mano. Al sentarse ofreció uno de los vasos al piloto que lo dejó en el sitio acondicionado a tal efecto, tan solo debía de dirigir la boca al succionador para absorber el contenido.
Jaime se sentó cómodamente y mirando a través de una de las amplias ventanas de la cabina de pilotaje.

-¿Crees que algún día conseguiremos encontrar el asteroi … -no le dio tiempo a acabar la pregunta.
-¡Ni se te ocurra mencionarlo! -chilló como un loco Juan cortando la pregunta a Jaime- ¡Trae mala suerte!

Juan le miraba fijamente con cara desencajada y la boca abierta tragando bocanadas de aire. Jaime se quedó pálido y paralizado por la respuesta.

-¡Objetivo! ¡Objetivo! ¡Decimos objetivo! Nunca se te ocurra mencionarlo de esa manera ni de ninguna otra, y menos delante del Comandante.

Juan se fue tranquilizado poco a poco recuperando la compostura.

-Di siempre objetivo -reiteró-, y por supuesto que no te quede la menor duda que encontraremos no solo ése sino muchos más objetivos. Y ahora olvidemos esta conversación.

Jaime no dijo nada durante mucho rato mientras operaba la nave, de vez en vez absorbía sorbo a sorbo de su vaso. Poco después Juan pulsó un botón.

-Comandante, señor -habló Juan, Jaime temblaba.
-Adelante Bermúdez -respondió el comandante.
-Máxima velocidad alcanzada, señor.
-Muy bien piloto, mantenga rumbo y velocidad hasta nueva orden. Tenemos problemas con el motor principal, y no podemos realizar el salto -ordenó el comandante.
-Si, señor. Manteniendo rumbo y velocidad, señor -replicó Bermúdez cortando la comunicación.
-Y ahora compañero contemplemos la inmensidad del espacio -comentó Bermúdez relajándose en el asiento bebiendo de su vaso sorbo a sorbo y mirando a través de los cristales.

-Comandante, aquí Departamento de Ciencias, señor -sonó de nuevo por el altavoz de la cabina del comandante.
-Aquí comandante, escucho -respondió el comandante.
-Hemos empezado ya a sondear el espacio a nuestro alrededor –respondió Butrón-. No es un sistema precisamente rico en objetivos pero estamos en ello, señor.
-Perfecto Butrón, manténganme informado de cualquier clase de eventualidad –ordenó el comandante-. Avisen con tiempo ya que nos vamos a máxima velocidad del sistema.
-Como ordene, señor -cortó la comunicación Butrón.

El comandante miró el reloj.

-Veintidós minutos, vaya parece que cuando quieren bien que corren -comentó para sí.

Más relajado siguió observando el mapa valorando los distintos destinos que tenia ante sus ojos.

Pasaron un par de días, la Capitana Antúnez se encontraba en la cabina de mando observando los acontecimientos, el Comandante se encontraba en su camarote descansando.  
-¡Capitana, aquí García del departamento de ciencias, señora! -sonó por el altavoz.  
-Adelante ciencias -respondió la capitana pulsando un botón.
-Hemos detectado un grupo de objetivos a cierta distancia de nosotros -siguió hablando García-. Suponemos que son los restos de la formación del sistema estelar que vamos a abandonar en breves horas. Pueden ser interesantes estudiarlos con más detenimiento ya que los sensores detectan ciertas lecturas muy interesantes sobre la naturaleza de dichos objetivos. Vamos a demasiada velocidad para poder estudiar con más detalle dichos objetos, señora.
-Sopesaré su información García –respondió la capitana-. sigan con la búsqueda.
-Sí señora.

La Capitana se quedó unos minutos pensando sobre las medidas a tomar. Pulsó un botón y se comunicó con otra sección.

-Sala de máquinas, aquí la Capitana -habló con voz autoritaria.
-Aquí Gunter desde sala de máquinas, señora -respondió una voz de hombre.
-¿Alguna novedad sobre los motores?
-Seguimos adelante con las reparaciones, ya sabemos dónde está el problema –respondió Gunter desde la sala de máquinas-, pero aún así tardaremos unos días en solucionarlo, señora.
-De acuerdo máquinas.
-¡Cabina de pilotos! -volvió a llamar la capitana pulsando otro botón
-Sí, señora -se escuchó por el altavoz.
-Aminoren la velocidad a un cuarto –ordenó la capitana-. Estamos analizando ciertos objetivos, debemos dar tiempo a los científicos para que estudien en profundidad lo que están detectando.
-Sí señora. Reduciendo velocidad de la nave y manteniendo el rumbo, la comunicación se cortó.

Pasaron varias horas, la capitana seguía atenta a cualquier información.

-¡¡Capitana!! Aquí ciencias, señora -chillaron varias voces desde el altavoz de la cabina de mando.
-Aquí Capitana. Tranquilidad, por favor. Transmita ciencias.
-Hemos sondeado uno de los objetivos –comenzó García a hablar acelerado y con mucha ansiedad-. Las lecturas se salen de las escalas. Hemos hecho varias comprobaciones y creemos que puede ser un objetivo válido, je, je, je … -reía con mucho nerviosismo.
-Bien ciencias sigan los protocolos habituales para cerciorarse sobre la naturaleza y composición del objetivo. Pásenme las coordenadas del objetivo que acercaremos la nave hacia allí -respondió la capitana con cierta excitación.

La noticia empezó a correr como la pólvora entre los miembros de la tripulación. La capitana tenia los ojos abiertos de par en par, comenzó a sudar por la frente, las manos se le quedaron frías de la excitación.

-Pasando las coordenadas, señora.

Una línea parpadeante en rojo apareció en la pantalla de la consola de la capitana.

-Recibido ciencias, manténganme informada -respondió.
-Sí, señora.
-Piloto, aquí la capitana -se comunicó con la cabina de los pilotos.
-Aquí piloto Jaime, señora -respondió.
-Les paso las coordenada de un nuevo objetivo –habló la capitana-. Inicien el protocolo de acercamiento al objetivo como es norma habitual, manténganse a la escucha.
-Como ordene, señora.

La capitana pulsó la línea de las coordenadas pasándoselas a los pilotos.

-Coordenadas recibidas. Iniciando la maniobra de aproximación al objetivo, señora -respondió fríamente Jaime.

La capitana seguía nerviosa y acelerada esperando respuestas del departamento de ciencias, se encontraba tensa sentada sobre el asiento.

-¡Capitana! -sonó por el altavoz minutos después, era Jaime.
-Adelante piloto -respondió la capitana.
-Maniobras de acercamiento al objetivo realizadas, distancia de seguridad estabilizada, velocidad relativa de la nave igualada al objetivo -habló por el altavoz.
-Mantengan la nave en situación hasta nueva orden -ordenó la capitana.
-Sí, señora -respondió Jaime cortándose la comunicación.

La capitana nerviosa esperaba noticias del departamento de ciencias, sentada en el asiento del comandante ya que era la segunda de a bordo, apretaba la mandíbula espasmódicamente y observaba las pantallas con frenesí.

-¡¡Ciencias, ciencias!! -escuchó a alguien chillar por el altavoz de la cabina de mando.
-¡García! Considérese bajo arresto, no se olvide nunca del protocolo con un superior aunque haya descubierto la mayor mina del cosmos -cortó la Capitana a Garcia-. ¡Entendido! -vociferó con autoridad la Capitana Antúnez.
-Señora, sí señora -susurró con un hilillo de voz García.
-Adelante, y mantenga la calma García, debemos de hilar muy fino. No sé olvide de ésto, ya hablaremos más tarde de su arresto. Por ahora debemos de continuar. Puede proceder -acabó diciendo la capitana.
-Capitana, señora. Las lecturas se salen de las tablas. Debe de haber algo en el cometa que …
-¡Que alguien releve a este inútil! ¡Objetivo! ¡Objetivo! -bramó la Capitana Ana Antúnez levantándose de la silla y poniéndose de pies aunque nadie la viera–. Jamás se pueden decir esas palabras es de mal fario, ¡por el amor de Dios! ¡Te voy a cambiar toda la secuencia de tu ADN García! Releven a ese personaje, ¡ya! -acabó de chillar la Capitana totalmente fuera de sus casillas.

Sonó un pitido por un altavoz de la cabina, era el Comandante.

-Sí, mi Comandante -respondió la Capitana.
-¿Qué es lo que ocurre capitana? ¿A qué tanto grito? -preguntó el Comandante Martín.
-Hemos encontrado un objetivo muy interesante señor. También he tenido que arrestar a García por no mantener la educación pertinente y relevarlo por mal fario.
-¡Maldita sea! -gritó el comandante-, sigan con el protocolo y manténganme informado.
-Sí, señor -respondió la Capitana dando por concluida la conversación.

Se quedó un momento sentada intentando relajarse. Pocos minutos depués alguien se comunicó por el altavoz.
-Departamento de ciencias, señora.
-Adelante ciencias aquí la capitana -respondió más relajada Ana Antúnez.
-Aquí M’doir señora –García había sido relevado-. Hemos hecho las pertinentes comprobaciones, y las lecturas se salen de las escalas. Aún así, el objetivo presenta una serie de anormalidades en su superficie con lecturas positivas y otras negativas alternativas como si el material estuviera disperso sobre la superficie del objetivo de una forma regular, es algo muy extraño. No recibimos señales de ninguna clase de emisión de frecuencia de radio o similares, nadie emite nada desde ese lugar -aclaró M’doir.

La capitana se quedó pensativa unos momentos.

-Ha comentado, ¿material de forma regular, M’doir? -preguntó la capitana obviando el resto de la información.
-Afirmativo, señora –respondió M’doir-. El material aparece en franjas alargadas, cómo si alguien lo hubiese colocado de esa manera.
-Sí, es extraño sí – reflexionó la Capitana en voz alta-. Gracias ciencias, sigan con la investigación del objetivo.
-Recibido, señora -respondieron desde ciencias cortando la comunicación.

La capitana se quedó mirando las lecturas y decidió que había que actuar.

-Astronáutica -llamó la capitana por el interfono pulsando un botón.
-Sí, señora -respondieron.
-Manden un módulo de aterrizaje con un rover para estudiar la superficie del objetivo, y que esta vez vuelva. En caso contrario tendremos que mandar a algún tripulante para su recuperación -ordenó la capitana.
-Sí, señora. Mandando módulo de aterrizaje.

El módulo salió inmediatamente del departamento de carga dirigiéndose hacía su objetivo. El objetivo se trataba de un cometa de aproximadamente cuatrocientos metros de largo por unos ciento veinticinco metros de través en la zona más estrecha. Naturalmente era una roca totalmente irregular que giraba muy lentamente en los tres ejes longitudinales. La nave mantenía la distancia para evitar interacciones gravitatorias entre el cometa y la propia nave. La Capitana observaba por un monitor el avance del módulo que estaba siendo manejada desde el departamento de astronáutica. Sonó un timbre en la cabina de la Capitana.

-Adelante, puede pasar -respondió la Capitana.

La puerta se deslizó hacia un lado con un siseo entrando el Comandante. La Capitana se puso de pies en posición de firmes, barbilla levantada, manos a los lados.

-¡A sus ordenes mi Comandante! Todavía no es la hora del relevo, señor -miró extrañada la Capitana al Comandante.
-Siéntese Capitana Antúnez, siéntese -ordenó amistosamente el Comandante Martín con un gesto de la mano mientras ésta obedecía.
-Continúe usted con las operaciones como si yo no estuviera aquí –comentó mientras se sentaba en otro asiento-. Ya sabe que ésto no me deja dormir, cuando aparece un objetivo nuevo nos ponemos todos demasiado nerviosos.
El Comandante tenia unas grandes ojeras en el rostro, y se le notaba cierto cansancio.  
-Como ordene, señor –habló la Capitana -. Seguiré con las operaciones.

La Capitana volvió su mirada hacia el monitor donde se veía al módulo avanzar hacía el objetivo, el cometa se hacía más grande a medida que se acercaba.

-Acercándonos hacia el objetivo -comunicaron desde Astronáutica.

La Capitana no respondió, nadie respondió, toda la tripulación estaba atentos a la pantalla.

-Diez minutos hacia el objetivo.

El nerviosismo en la nave era palpable, el silencio entre todas los departamentos era total. El tiempo pasaba muy lentamente, todo el mundo observaba las pantallas.

-Cinco minutos y controlando la caída hacía el objetivo …  el módulo acelera …  parece ser que el objetivo tiene más masa de la prevista en nuestros simuladores … encendiendo cohetes de frenado … controlando la caída …

La Capitana y el Comandante observaban todo sin mover un solo músculo y casi sin respirar.

-Un minuto para contacto de superficie … módulo frenando …
-Recogemos polvo … ¡Contacto!

La Capitana y el Comandante casi dieron un salto en sus asientos.

-El módulo rebota sobre la superficie del cometa. Volviendo a acercarse … lanzando ganchos de amarre.

Se pudo observar desde la pantalla como uno de los ganchos salia hacía la superficie del cometa horadando el suelo amarrándose a él.

-Los cuatro ganchos se han anclado en el objetivo, módulo sobre el objetivo, amarrada y estable. Chequeando módulo … rover OK. -Todos respiraron.
-Retirando ganchos del suelo.

Los ganchos se retiraron del suelo volviendo al rover quedando asentada sobre la superficie del cometa agarrada por la débil gravedad de éste.

-Iniciando protocolo de búsqueda de material en el objetivo -se seguía oyendo a lo largo de la nave por los altavoces.

La cámara empezó a avanzar sobre la superficie del cometa débilmente iluminado por la estrella anfitriona.

-Rover sobre la superficie avanzando.
-Enciendan las luces del rover para que podamos ver la superficie del objetivo con más detenimiento -ordenó la Capitana que se encontraba visiblemente nerviosa.
De improviso un resplandor blanco se visualizó en las pantallas deslumbrando a todos por breves momentos, segundos después el resplandor desapareció pudiendo ver la superficie del cometa.

-El objetivo se podía dividir en tres partes diferenciadas unidas por la gravedad –habló otra voz desde ciencias, nadie le interrumpió-. Las tres partes son distintas y no parecen que se juntaran por alguna clase de proceso violento.

La sonda siguió avanzando, había tensión en la nave.

-¡Alto! -gritó alguien desde astronáutica- ¿Qué demonios es eso?

El rover se paró de golpe y alguien dirigió la cámara hacía la derecha del rover. Iluminado por la luz de la estrella allí se podía observa como el módulo estaba justo en el borde de un cráter de impacto. Desde el mando de la sonda hicieron zoom hacía el centro del cráter con la cámara, y observaron el núcleo del cráter donde había una especie de caja metálica incrustada en la superficie del cometa. Junto a ella y algo más alejada del centro del cráter había unos tubos alargados que se encontraban dispersos por el suelo del astro y a cierta distancia había más restos metálicos de lo que parecía una nave espacial. Hubo un gran silencio de desconcierto en la nave mientras la cámara abarcaba todo el objetivo, la tenue luz de la estrella hacía resplandecer el metal de lo que se encontrase en la superficie del cometa.

-¡Astronáutica! -habló la Capitana.
-Sí, señora -respondieron varios a la vez.
-¿Podemos bajar hasta el centro de ese cráter con el rover y observar esos restos? -preguntó la Capitana Antúnez.
-La inclinación del cráter, lo escarpado del terreno y el material tan suelto que componen el objetivo no lo aconsejan. Quizá una misión de salida de astronautas pueda sernos útil, señora. Mientras tanto podemos seguir observando el objetivo con el rover, señora.

La Capitana se quedó pensativa mientras observaba la pantalla, el Comandante no quitaba el ojo de la pantalla totalmente abducido por las imágenes que llegaban.

-Sigan con el rover investigando el objetivo pero tengan cuidado en no caer en alguna grieta o cráter del que no pueda salir.
-Recibido, señora -respondieron, y y la sonda siguió avanzando por el cometa pausadamente.

La Capitana se quedó unos minutos sopesando la información y pulsando un botón se volvió a comunicar.

-Astronáutica -llamó la Capitana desde su cabina.
-Sí señora.
-Preparen un equipo para salida al objetivo. La misión consistirá en reconocer el cráter de impacto y recoger todos los materiales que allí se encuentren para traerlos de vuelta a la nave.
-Recibido, señora. Cuando estemos preparados avisaremos, señora.

 Unos cuarenta minutos después, y mientras el rover seguía moviéndose por el cráter sonó en la cabina de la capitana.

-Astronáutica, señora.
-Adelante -respondió la Capitana.
-Autorización para salida al objetivo, señora.
-Autorización para la misión concedido, recogida de restos en el objetivo y recogida del rover también. Pueden proceder.
-Sí señora. Iniciando salida de la nave.

El equipo formado por cuatro astronautas salieron en dirección al objetivo para recoger los restos y de paso recoger el rover.

Una semana después la nave había realizado el salto dirigiéndose a plena potencia hacía el destino previamente establecido por el Comandante. El motor cuántico estaba en perfecto estado y funcionaba con total fluidez. Mientras tanto en el departamento de ciencias la Capitana escuchaba con atención lo que la estaban explicando, el Comandante desde su cabina de mando también estaba escuchando la explicación.

-Bien señores. Quiero que escuchen con atención lo que les quiero explicar -empezó M’doir a hablar pausadamente como eligiendo sus palabras– Los restos de lo que encontramos se encuentran encima de este tablero. Cómo pueden observar los restos son bastante grandes, hemos tenido que ampliar la sala para poder colocarlos en orden. Los restos pesan unos 680 kilogramos, y desde luego que se trata de una nave espacial … ja, ja, ja –reía entre algo nervioso y excitado-. Los tubos más alargados que creemos que hacían de antenas miden unos 4 metros de largo.

Hizo una pequeña pausa pensando como seguir.

-Los motores están totalmente apagados desde hace ya mucho tiempo y sin combustible. El armazón de la nave posee los clásico agujeros producidos por micro meteoritos, y como pueden ver hemos hecho una reconstrucción de la susodicha nave. Faltan piezas y nos ha llevado mucho tiempo reconstruirlo, puede que algún encuentro con algún otro objeto estelar la halla arrancado parte del fuselaje. Naturalmente ya no funciona.
-Me parece una nave muy familiar, no sé si la he visto en algún otro sitio –le interrumpió la Capitana-. Encontrar un objeto así sin más me parece algo muy extraño.
-Sí señora, así es -respondió M’doir-, y le voy a comentar el por qué.

M’doir dirigiéndose hacía un sitio de la nave encontrada señaló una zona con la mano invitando a qué los superiores miraron hacía allí.

-Miré esta palabra grabada en el fuselaje de la nave.

La Capitana miró hacía donde M’doir le dijo y leyó la palabra quedándose asombrada con los ojos abiertos.

-No puede ser, es increíble -expresó susurrando totalmente fascinada.
-¡Sí, lo es! –exclamó M’doir dando un bote– ¿No es fascinante? Un golpe ente mil millones o quizá billones. Que esta nave fuese a chocar con este cometa en váyase a saber que punto de la órbita, y que nosotros la encontrásemos es verdaderamente un golpe de inmensa fortuna.
-Bueno M’doir, ¿a qué conclusiones llega? -preguntó el Comandante con impaciencia.
-Señor, estoy en condiciones de asegurar que esta nave espacial es una de las dos naves espaciales Voyager lanzadas desde la Tierra a mediados del siglo XX por la ya extinta agencia espacial, NASA, de lo que en aquella época se denominaban los Estados Unidos de Norteamérica.

Todo el mundo se quedo callado y al instante se oyeron unas risotadas por el altavoz, era el comandante.

-Los de ciencias sois muy chistosos … ja, ja, ja, ja, ja, ja, … Dejad de ver arqueología espacial y de perseguir lo que con seguridad no podemos encontrar. Al final el objetivo y el sistema estelar que abandonamos fue un absoluto fiasco … ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ….

M’doir se dirigió hacía un sitio de la sala y cogió un objeto circular amarillo que deslumbró los ojos de la Capitana.

-¿Sabe lo qué es esto, señora? -preguntó.

La capitana lo miraba sin perderlo de vista mientras M’doir lo sacudía con su mano izquierda.

-Es un disco que iba con la nave como bienvenida y representación de nuestra raza humana por si alguna raza alienígena algún día lo encontraba. En él se colocó nuestra secuencia de ADN; música; saludos en distintos idiomas; sonidos de la Tierra y lo que es peor la situación de nuestro sistema solar en la galaxia a parte de algún que otro mensaje que ya no sé encuentra en el disco por el tiempo transcurrido desde entonces -acabó M’doir-. Lo asombroso del caso es que lanzaron todo esto en un formato de reproducción que hace muchos siglos se dejó de usar, igual pensaban que los que encontrasen el objeto tendrían dicha tecnología. En fin, cosas del pasado.
-¡Bueno! ¡Muy bonito y muy didáctico! ¿Y qué? -estalló el Comandante.
-Qué es de oro, señor -respondió M’doir.

La Capitana se quedó de piedra, no se oía la respiración de nadie en ese momento.

-¿Toda la nave? -preguntó el Comandante.
-No, no señor, solo el disco -respondió M’doir-. Es pequeño, muy delgado en comparación con nuestros sistemas de almacenamiento individual y además alberga muy poca información teniendo en cuenta lo que ahora guardamos y además ….
-¡Cállese y guárdelo! Y ya estudiaremos que hacer con todo eso -cortó el Comandante.

-… por lo visto la nave espacial lanzada en el siglo XX, y de la que se perdió contacto unos cincuenta años después vagó por el espacio sin rumbo conocido. Se intentó buscar a las dos naves espaciales Voyager 1 y 2, y a otras muchas que se lanzaron después sin ton ni son. No hubo éxito en su búsqueda y nosotros hemos encontrado una de ellas por un simple golpe de suerte. Debió de chocar con este cometa para luego quedar totalmente encajada en él, y seguir dando vueltas en este sistema estelar, señora.

La Capitana y M’doir se quedaron mirando la nave rescatada que estaba en la sala de la nave fijándose en el disco. La Capitana lo cogió temblorosa con las dos manos llevándoselo al bolsillo 

-Se la llevaré al Comandante para ponerlo a buen recaudo, luego ya decidirá lo que quiere hacer con todo ésto -susurró.
 -Como quiera, señora -respondió M’doir.

 -… y desde que encontramos este disco de oro la diosa fortuna nos sonríe a esta nave y a esta tripulación. Compañeros recién llegados, sirvan estas palabras y estos objetos –señaló la vitrina con el disco de oro- para que sepan que nunca deben de cejar su empeño en la búsqueda de tan noble metal y que en esta nave nadie se rinde ni se rendirá jamás, sean todos bienvenidos -acabó el discurso de bienvenida el alférez Tani`nja en el atril de la tarima.

 Detrás de él se encontraba el Comandante Isaac Martín y la Capitana Ana Antúnez, en ese momento todos los presentes en la sala rompieron a aplaudir y cada uno miraba con ojos vidriosos a la vitrina dónde se encontraba el disco de oro. Una vitrina situada en una de las paredes con el disco de oro totalmente reluciente en su interior como referencia y ejemplo a los nuevos tripulantes de la nave en su búsqueda incansable del asteroide dorado. Un asteroide de oro que llena las mentes de las personas de codicia, maldad, superstición y penalidades sean de la clase social que sean.

Publicado en Bilbao el 6 de marzo del 2019.
Revisado en Bilbao el 5 de febrero del 2021.

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