Fake news

Anglicismo moderno dónde los halla, se refiere a todas esas noticias falsas que pululan por la red y a las que damos bastante veracidad para posteriormente darnos cuenta que no han sido así. Yo de momento y por mi tremenda modestia profesional no sufro de fake news, quiero decir que nadie va por las redes sociales y no tan sociales contando bulos sobre mi vida personal o profesional. Se puede decir que esto lo sufren personas que están en redes sociales en boca de todos. No me refiero solo a las celebridades; famosos; políticos e incluso periodistas, también lo sufren todos aquellos que tienen relevancia en dichas redes sociales como influencers, blogueros, youtubers y demás. Hacer notar que todas estas palabras provienen del inglés, en castellano deben de sufrir una adaptación prolongada en el tiempo para que sea aceptada por la Real Academia Española de la Lengua o R.A.E. naturalmente en su dicción española también.

No es un fake, son gaviotas en la playa.

Todo esto no es más que el cielo o infierno, depende de como se mire, de la desinformación. Por ejemplo, es utilizado por distintos bandos políticos para atacar al rival o para influir en la opinión pública, léase ciudadanos. Se usa como arma arrojadiza contra distintas clases de periodismos y periodistas; rivalidades personales y profesionales y por no seguir. Todo esto se hace para buscar el beneficio personal, profesional o económico, o tan solo buscar el daño gratuito porque sí. Otra de las opciones que yo observo es que ante tanta información que hay hoy en día la desinformación compensa el buscar la verdad de lo que ocurre formando una mezcla heterogénea de mensajes contradictorios dónde encontrar la tan ansiada verdad se hace imposible, la verdad con mayúsculas es otra cuestión. Esto último suena a conjura, pero puede que sea así también. Ante tanta libertad de expresión se busca confundir y despistar a todos los que quieran saber algo de alguien o de algo.

A la par de este fenómeno han aparecido los que mueven el avispero, los llamados haters. Podemos traducirlos en español libremente como los odiadores, personas que nada más levantarse a las mañanas se colocan un pasamontañas en la cabeza y se dedican a difundir bulos a diestro y siniestro. La impunidad y anonimato con lo que logran esto, ya que están detrás de un perfil que vaya usted a saber quién es, les da esa valentía necesaria para seguir con sus mentiras. Nadie les conoce ni saben quiénes son. Todo esto acarrea una serie de consecuencias, una de ellas es el emponzoñamiento de la convivencia en todos los ámbitos, incluyendo la vida diaria, llevándonos a la situación tan envilecida que nos encontramos hoy en día. Hay tantas noticias de tanto que uno no sabe a qué carta quedarse, tiene que pasar el tiempo para darse cuenta de lo qué es cierto y de lo qué no es y eso no es información. La información debe de ser veraz y rápida, no con cuentagotas y espera tú dentro de un tiempo a ver lo qué es lo que pasa.

Esa es la situación actual de la información en general, y parece que no le ponemos barreras al asunto. Todo es una amalgama de mensajes y contra mensajes llegando al punto al que uno no sabe demasiado bien a qué atenerse. El problema más grave que empiezo a observar es el cansancio de muchas personas por todo esto y la falta de creencia en lo que leen, ven o escuchan. Podemos llegar al punto en que la persona puede que no crea nada de lo que le digan lo que nos puede llevar a una situación muy peligrosa.

Vendrán más entradas de este tipo ya que son los tiempos que nos tocan vivir. Saludos y hasta la siguiente.

Bilbao 24 de mayo del 2021.

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