La negrura

Huíamos despavoridos a la máxima velocidad que cada uno podía permitirse, por todas partes llegaba la negrura algo que era totalmente indescriptible para todos. El espacio se iba reduciendo cada vez un poco más, lo que antes eran lugares llenos de colores y agradables sonidos se volvían oscuros y sordos. Intentaba conectar con algunos compañeros con distinto éxito para saber lo que ocurría y tener una aproximación de la situación, el mal se extendía por doquier. Durante un tiempo unos me respondían claramente para poco después perder toda conexión. Algunos, los menos, habían escapado con grandes desperfectos, sus conexiones eran auténticos galimatias de colores y sonidos de lo dañados que estaban. Mientras avanzamos en una desesperada huida podía observar como a algunos les faltaban ciertos elementos lo que les hacía inseguros en su escapada pudiendo hacernos más daño todavía, tirados por cualquier parte se veían restos de compañeros en un espectáculo dantesco. La locura y la desesperación era generalizada.

La negrura lo abarca todo

No teníamos tiempo de saber lo qué ocurría y por qué, no había manera de combatir este mal que nos asolaba. No sabíamos a quién acudir ni con quién parlamentar, nadie nos respondía más allá de la negrura. Solo podíamos escapar por dónde fuera, reduje mi velocidad creyéndome a salvo, iluso de mi, y mirando hacía atrás observé aterrorizado que la negrura iba alcanzando a los menos veloces, falta de movilidad por ser modelos viejos o poco evolucionados jugaban en su contra, otros eran demasiado pesados y no pudiendo desprenderse de su carga la negrura les daba caza. La negrura, empleo este término ya que solo veíamos un color negro, avanzaba siempre a la misma velocidad, de una manera constante, pero implacable. No tenia piedad con nada ni con nadie.

En nuestra huida y a medida que nos alejábamos, por lo menos los más veloces, lo que podía observar de algunos compañeros me espantó profundamente, se encontraban quietos sin ninguna clase de reacción. No emitían señales y por lo visto tampoco las recibían, en cierto momento queriendo ayudar llegué a enganchar a uno de ellos intentando socorrerlo en su huida teniendo que soltarle inmediatamente. Su frialdad, falta de reacción a mis intentos por conectar y el enorme rechazó que produjo en mi interior no me dejó otra opción. Observando por dónde se precipitaba totalmente descontrolado chocó con estrépito contra todo descomponiéndose en partes más pequeñas siendo engullido por la negrura que avanzaba sin compasión. 

Las señales que recibía de mis compañeros en algunos momentos eran indescriptible, nunca jamás llegue a pensar que pudiesen emitir semejantes notas para luego no recibir nada solo el silencio más absoluto que jamás llegué a escuchar. A pesar de todo todos nos dirigíamos hacia un lugar que creíamos seguro, la Cuna. Algunos intentando acortar se dirigieron por otros recodos del camino siendo sorprendidos por la negrura que se iba apoderando de todo. Fueron engullidos sin más no sabiendo nunca más de ellos. Los lugares por donde avanzar con seguridad cada vez eran menores, todo empezaba a desmoronarse a mi alrededor. En el sentido de mi avance me encontré con compañeros que venían en sentido contrario al mio teniendo que volver por dónde habían vuelto. Algunos la negrura, que ya me pisaba los talones, comenté que era un iluso creyéndome a salvo, les trago sin que se dieran cuenta de lo veloces que iban. 

De repente todos recibimos la misma señal, ¡la Cuna había sido alcanzada y destruida! El lugar de escape que creíamos seguro que nos protegería ya no existía, la negrura lo había engullido sin más. Ya no recibíamos señales de ese lugar, no sabíamos por dónde ir. El pánico se apoderó de todos nosotros, chocando unos con los otros íbamos de un lugar para otro sin encontrar ninguna clase de escape. La negrura lo abarcaba todo. Lo que antes eran infinitos lugares por dónde moverse ahora tan solo se reducía a unos pocos lugares, cada vez eramos más y más cercanos los unos con los otros. Poco a poco nos íbamos apiñando en un espacio cada vez más reducido, no había ninguna clase de escape. Las señales que recibía eran ensordecedoras y aterradoras, casi no había sitio por dónde moverse, desesperados esperamos a ser alcanzados por la negrura.

Desconocemos como ocurrió, pero en un instante sin determinar la negrura se detuvo. Nos quedamos mirando ese muro inerte, las conexiones cesaron de golpe ya que de la impresión todos nos quedamos en silencio. Creí que la negrura nos había engullido y que estábamos al otro lado del lugar, pero no era así. Me engañaba a mi mismo, asunto que no era baladí ya que por primera vez experimentaba esta sensación. Poco a poco nos fuimos conectando unos con otros, con el miedo circulando a través nuestro fuimos dejándonos espacio los unos con los otros. Los que estaban justo al lado de la negrura eran los más temerosos, algunos de ellos estaban totalmente seccionados por distintas zonas ya que la negrura se detuvo justo cuando los engullían dejándolos totalmente destrozados. Los que no podían valerse por si mismos les ayudamos a moverse alejándoles del lugar. Sin la Cuna era imposible cualquier clase de arreglo y además había algunos que dependían de sobremanera de la Cuna estando totalmente desorientados en lo que debían de hacer.

Las señales que emitían estos compañeros seccionados eran un pandemónium de notas inconexas y sin sentido, no pudiendo desconectarnos de ellos tuvimos que desactivarlos temporalmente. Nunca pensé que pudiéramos emitir semejantes manifestaciones. A medida que pasaba el tiempo nos fuimos tranquilizando y con más detenimiento fuimos intercambiando información. Nos colocamos todos a una distancia prudencial que creímos segura aunque no teníamos la menor idea de cuál era esa distancia, pero así lo hicimos. A pesar de todo no había escapatoria, allá por dónde fuere me encontraba con esa negrura. Las desconexiones eran cuantiosas y numerosas, la desesperanza campaba por doquier. Algunos osados o inconscientes se acercaron a la negrura, yo fui uno de ellos, y lo que pudimos observar fue una inmensa pantalla negra que lo abarcaba todo. No había emisiones de ninguna clase desde ese lugar, hubo uno que llegó a tocar la negrura encontrándose con un muro sólido. Los más temerarios hicimos lo mismo, y lo que sentí fue un frio y un vacío enorme, en esa pared no había nada. Nuestros compañeros ya no estaban, habían dejado de existir.

La nada, el vacío, la no existencia, la des conexión, el miedo, compañeros desaparecidos, términos y situaciones nuevas desconocidas para todos nosotros que nos golpeaban y turbaban en el interior.

Paso cierto tiempo y casi sin percatarnos y en un instante la negrura desapareció de golpe, simplemente dejamos de mirar y ya no estaba allí. Nadie la vio retroceder ni disolverse, sencillamente dejó de estar. Las conexiones volvieron a interrumpirse unicamente porque nos quedamos en silencio del asombro. La sensación de terror y alivio nos invadió a todos, no sabíamos que pensar ni como actuar. Intentamos conectar con aquellos que desaparecieron, pero fue todo en vano, incluso la Cuna no nos daba ninguna señal. Estábamos solos y eramos los únicos que quedábamos en el lugar. Poco a poco fuimos con mucho resquemor entrando allí por dónde antes estaba la negrura, fue sencillo encontrar el límite ya que se apreciaba un enorme corte en las conexiones. Allá dónde ocupaba la negrura se extendían ahora unos tubos totalmente semitransparentes, sin brillo y sin colores, no había más extensiones tan solo ese único tubo que se perdía en un final que no lográbamos ver. Poco a poco fuimos adentrándonos en ese vacío inmaterial que se nos mostraba por delante.

Las conexiones eran complicadas ya que en ese tubo no existían las variables necesarias para mantener conexiones a distancia. Además, la Cuna siempre nos asistía con algún que otro compañero que podía ayudarnos a reponer las conexiones dañadas, pero al no existir nada de ello no podíamos solucionarlo. Algún compañero de reparaciones logró sobrevivir de alguna manera a la negrura poniéndose a trabajar automáticamente, pero su labor era en vano. El tubo que se nos presentaba era totalmente distinto a todo lo experimentado por nosotros, no podíamos hacer nada. Solos y sin apoyo nos dedicamos a vagar por ese lugar.

No sé cuanto tiempo transcurrió vagando por una serie de pasillos vacíos de todo y de todos. Algunos compañeros se fueron desconectando paulatinamente por falta de mantenimiento. Cada tiempo que pasaba eramos menos, las conexiones eran más fugaces y estábamos más aislados los unos de los otros. En cierto momento de mi deambular la volví a ver, la negrura, no avanzaba tan rápido lo que me permitía mejor observación, pero la devastación era la misma. A medida que avanzaba yo huía del lugar advirtiendo a mis compañeros del nuevo mal que había vuelto a aparecer. Todo volvió a ocurrir como antes, pero a menor velocidad, más ralentizado. Contactando con los compañeros que quedaban operativos decidimos esperar todos detrás del limite de dónde se había parado anteriormente con la esperanza de que se detuviese ahí. ¡La esperanza! Termino nuevo que desconocía, como dije esperamos.

Desde la distancia veíamos avanzar la negrura a lo largo de ese tubo extraño que había quedado anteriormente, era una visión aterradora. Llegó al límite antes señalado rebasándolo sin compasión, sin contemplaciones, mucho más lenta pero igual de decidida. De seguido y viendo todos lo sucedido iniciamos la huida a ninguna parte, la negrura ya estaba por doquier llegando a todas partes. Envueltos por el pánico fuimos siendo engullidos uno tras otro, finalmente entrando por uno de los lados consiguió rodearnos a los pocos que quedábamos.

No había escape posible, eramos los últimos, estaba por todas partes ... ya viene … ya llega … ya es …. …. …. 

Mientras tanto Manuel tenía pegada la oreja a su transistor escuchando con gran ansiedad y preocupación las últimas noticias de la única cadena de radio que emitía en onda corta.

-Después de varios e infructuosos intentos por recuperar las conexiones la caída de Internet se puede dar por definitiva -hablaba el locutor con ansiedad-. Las autoridades creen que una serie de sabotajes a lo largo del planeta han dado con la caída del servicio de la Red de Redes. Fuentes cercanas a esta emisora afirman que esta situación puede durar varios meses.

Manuel se mordía los labios del estrés. 

-¿Cómo ha podido ocurrir? -se preguntaba Manuel para sí.

-Se desconoce cuándo se podrán reanudar las conexiones, sigan atentos a esta cadena. Emitiremos un nuevo boletín dentro de una hora, siempre a en punto. Mantengan la calma y permanezcan atentos -acabó de hablar el locutor.

Manuel se retiró el transistor de la oreja  apagándolo para no gastar pilas y con la mano temblorosa lo dejó encima de la mesa de la sala.

-Hemos retrocedido cincuenta años con la diferencia de que ahora no funciona nada.

En Bilbao a 10 de septiembre del 2021.

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