Vacaciones, o casi.

La mar y la costa.
Por primera vez en muchos años, quizás más de diez, he dispuesto de bastante tiempo libre durante el verano. El acabar los proyectos que tenía, y decidir que mi blog personal tomaba un descanso en agosto, ha hecho reducir en más de un ochenta por ciento mi actividad bloguera, más o menos. Lo que ha tenido como consecuencia el aumento de las horas de asueto y descanso. He seguido compartiendo alguna entrada en redes sociales, pero ya sin tanta asiduidad. Lo que me ha llevado a una situación de la que ya no me acordaba, disponer de tiempo libre para mi disfrute o disponer de vacaciones. Ahora que lo pienso mientras escribo estas líneas, es todo un logro que me ha aparecido sin querer ya que no dejo de ser un trabajador autónomo o freelance que se busca la vida con su trabajo y talento. No tenía previsto lo que me ha sucedido este año con los meses de verano, hacía años que no me encontraba en esta situación.

Comentar antes de nada que este año no he tenido vacaciones propiamente dichas como el resto de los mortales ya que a parte del trabajo que tengo con esto de la escritura también tengo un compromiso con mis padres, son mayores y no puedo marcharme sin dejarlos solos. Me he convertido en cuidador y vigilante de la casa. Por comentar, el mes de julio no he notado tanto la inactividad ya que todavía me quedaban entradas que completar y compartir, pero lo peor ha sido en agosto cuando ya no tenia entradas que realizar y el navegar en redes sociales se hacía sin ton ni son. Es algo realmente tedioso visitar redes sociales sin ningún objeto claro. Y digo que ha sido lo peor que me podía pasar porque me he sentido como un león enjaulado, moviéndome de casa de un lado hacía otro, aburrido como una ostra sin saber en qué ocupar el tiempo libre, paseándome por las calles de un Bilbao vacío un poco a lo tonto sin saber a dónde podía ir. Éstas son las consecuencias de lo que me ha ocurrido durante los últimos diez años de mi vida, que todo afecta.

Porque las situaciones no suceden porque sí. La última vez que recuerdo haber tenido vacaciones fue en el año 2 008, ya ha llovido ¿verdad? Trabajaba en una empresa por cuenta ajena y disfruté de las susodichas vacaciones en el mes de agosto. Por desgracia en el mes de octubre me echaron por la endemoniada crisis de aquel entonces, desde entonces no he disfrutado de unas vacaciones como comúnmente se conocen. A saber, desde 2 009 al 2 012 estuve en tratamiento médico por la depresión que sufrí a cuenta de muchas circunstancias, ahora tan claramente superada pero no olvidada. De esos años solo recuerdo el enorme agujero que supuso eso en mi mente. Desde 2012 hasta aquí no me he desplazado a ningún sitio, cuando llegaban estas fechas siempre andaba ocupado, enfermedades de mis padres y/o trabajo de bloguero, o vete a saber el qué. Lo que hizo que me pegase el culo a este asiento desde dónde escribo esta entrada. Tampoco me planteaba irme de vacaciones o tener unas semanas para mi durante esas fechas, creo que ésto es otro avance en mi vida personal. Un avance inesperado, pero bienvenido.

Todo ésto son las consecuencias de haber vivido como he vivido estos años. Por ello he olvidado lo que son las vacaciones habiendo desconectado de todo aquello que representan esos días hoy en día. Viajar, playa o montaña, conocer gente nueva, desconectar de la vida cotidiana, relajarse entre otras muchas cosas. A partir de aquí tengo que tomar nota para posteriores épocas venideras porque creo que se avecinan algunos cambios en mi vida personal y profesional. Todo este asueto me ha servido para pensar sobre lo que tengo por delante, qué hacer, y cómo poder planteármelo, pero eso es para otra entrada.

Mientras tanto gracias a todos los que me seguís, bienvenidos de nuevo.

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