Volver a rimar.

Al borde de las rocas.

Volver a rimar
es bastante sencillo
no se logra olvidar
aún cueste poquillo.

Es como andar en bicicleta,
lo que no se olvida nunca.
Lo mismo pasa con un poeta
algo que no se trunca.

Lo dejé hace tiempo,
no recuerdo el por qué,
y sin ningún contratiempo
regreso al pecé.

Me viene la inspiración
allá dónde esté
un momento de visión
que me coge a contrapié.

Por la calle andando,
un café tomando,
puede que cocinando
o incluso soñando.

Esa puerta se abrió
y ya no se cierra,
empecé con el do,
ya nadie me encierra.

Pasaré de nuevo
con algún soneto,
a todo me atrevo
no es ningún secreto.

Hasta la siguiente oda
a aquello que crea,
se despide un rapsoda
buen día os desea.

Lo más visto del mes